sábado, 31 de julio de 2010

La adicción al victimismo

Hace tiempo leí en un libro de Ramtha que la mayor adicción que tiene el ser humano no es a las drogas, al alcohol o al sexo, si no a las emociones, y más concretamente al victimismo. Como dice Joe Dispenza en la película-documental titulada ¿Y tú qué sabes? ‘Si no puedes controlar una emoción es que eres adicta a ella’.

Si lo piensas detenidamente, ¿cuántas veces al día o a la semana te sientes como una víctima? Muchas ¿verdad? ¿Te gusta ser una víctima o realmente no puedes controlar esa emoción pero no puedes estar sin ella? Entonces, ¿qué nos da esta emoción tan limitante que nos hace caer una y otra vez en ella? Desde mi punto de vista un falso poder. Nos sentimos víctimas cuando no asumimos que nosotros somos los creadores y responsables de nuestra propia realidad, entregando nuestro poder al exterior, ya sean personas o acontecimientos, y no nos responsabilizamos de nuestra vida. ¿Te suena? Montamos un drama llamado 'el pobrecito de mi' para que los demás se compadezcan de nosotros y tengamos nuestro momento fugaz de gloria al sentirnos el centro de atención, para que una vez vivido ese drama, nos vayamos al otro extremo y desde un estado de falso poder y soberbia juzguemos sin piedad a nuestro castigador, ya que él tiene la culpa de todas nuestras desgracias. Y así nos pasamos la vida… adictos al drama y al subidón. Realmente funciona igual que cualquier droga: cada vez necesitas más de ella para sentir lo mismo.

Tomar consciencia de que somos adictos a las emociones, reconocer e identificar los patrones de pensamiento y creencias que te llevan a esos estados emocionales adictivos e incontrolables es el primer paso para comenzar a gestionar de una forma más equilibrada las emociones y no dejarnos llevar por ellas. Como toda adicción, desengancharse conlleva pasar un mono, ya que tu cuerpo es adicto a esa droga e intentará hacer lo posible por conseguirla. ¿Cuántas veces nos hemos propuesto dejar alguna adicción (tabaco, café, alcohol, chocolate, internet, etc…) y llevando menos de un día cumpliendo nuestro nuevo objetivo, una vocecita ha surgido en nuestra cabeza diciéndonos que vaya tontería? ¿Por qué no dejarlo para más adelante cuando estuviésemos más tranquilos? Esa voz era tu cuerpo hablándote y convenciéndote para que le dieras su dosis de droga. Por desgracia casi siempre gana y volvemos a caer, sintiéndonos culpables, víctimas de nosotros mismos para luego juzgarnos ferozmente y vuelta empezar.

Todo cambio de hábito exige una disciplina férrea al menos durante los primeros 21 días a partir de la decisión de cambiarlo. Tomar consciencia de tu vida, coger la responsabilidad de hacer ese cambio consiste en no dejarte llevar por tu cuerpo y ser fiel de verdad a tu YO INTERIOR que sabe realmente lo que es bueno para ti. Si te paras a pensar tampoco son tantos días y la recompensa es muy alta si lo consigues.

Me encanta ver como mis clientes, durante el proceso de coaching, poco a poco van desenganchándose de sus adicciones emocionales, como se van sintiendo más libres y más felices al ir gestionando mejor sus emociones. Es una experiencia preciosa.

David Gómez
Coach experto en Gestión Emocional y Profesional de la Respiración
http://www.e-coaching.es

lunes, 17 de mayo de 2010

Somos lo que pensamos

Gran parte de mi trabajo como coach es ayudar a mis clientes a que tomen conciencia de lo que piensan y creen , ya que TODO lo que pensamos y creemos, tanto consciente como inconscientemente, va condicionando nuestras vidas haciendo que nos comportemos de una manera o de otra en función de las creencias que tenemos en nuestra mente y por consiguiente obteniendo en definitiva lo que hemos sembrado, tanto positivo como no tan positivo.

Creencias que comienzan a insertarse en nuestro cerebro desde que tenemos 2-3 años en adelante por lo que vemos y oímos decir a nuestros padres, profesores, hermanos mayores, amigos, la televisión y la sociedad. Estas creencias pueden ser potenciadoras de nuestra personalidad y por otro lado limitantes. Estas últimas son las que en muchas ocasiones y a día de hoy, nos limitan e incapacitan para desarrollarnos plenamente como las personas maduras y equilibradas que pretendemos ser.

De nuevo el trabajo comienza desde dentro hacia fuera porque todo lo que sucede en tu exterior es un reflejo de lo que ocurre en tu interior. Cambiar nuestra forma de pensamiento, limpiarlo de juicios y prejuicios, de creencias limitantes que nos asfixian sólo depende de nosotros. Recuperar tu Poder Personal es básicamente pensar en como ser feliz en cada momento y para eso uno tiene que enfrentarse a sus propios fantasmas mentales y emocionales, muchos de ellos basados en este tipo de creencias.

Sólo tú tienes el poder de cambiar tu vida, no esperes que los demás lo vayan a hacer por tí. El coaching te da las herramientas, pero el camino lo recorres tú con tu valentía y ganas por superarte. Si no eres feliz, no te conformes con lo que tienes y cambia tu interior cambiando lo que piensas, y si no puedes hacerlo solo, ¡busca ayuda!

Yo creo que nuestro fin último en esta vida es llegar a ser felices en todo momento y para llegar a ese punto cuanto más nos trabajemos interiormente más fácil lo tendremos.

David Gómez
Coach experto en Gestión Emocional y Profesional de la Respiración
http://www.e-coaching.es

domingo, 21 de marzo de 2010

Aprendiendo a vivir nuestras emociones libremente

No deja de sorprenderme la capacidad infinita que tiene nuestra mente de inventar mecanismos de huida para anestesiar nuestras verdaderas emociones y no expresarlas. Como coach lo veo todos los días con mis clientes y en ocasiones conmigo mismo.

No expresar tus verdaderas emociones es una de las infinitas maneras que tenemos de autosabotearnos, de no respetarnos, en resumidas cuentas de perder nuestro Poder Personal. ¿Por qué lo hacemos entonces? Normalmente siempre hay un miedo o una creencia limitante que arrastramos desde nuestra más tierna infancia a mostrar nuestras verdaderas emociones porque creemos que si lo hacemos, la otra persona no nos aceptará, o se romperá la relación, o ya no nos valorará, o porque nos sentimos responsables de esa persona y "nos sacrificamos" por el bien de una relación, etc. Es un patrón mental y de comportamiento que aprendemos para protegernos emocionalmente en algún momento de nuestra vida y que luego lo convertimos en hábito el resto de nuestra vida si no lo cambiamos. Nadie nos motivó ni nos enseñó en nuestra infancia a mostrar sin miedo lo que sentimos, más bien todo lo contrario, ya que en muchas familias hasta está mal visto exteriorizar las verdaderas emociones y hay que taparlas.

Un ejemplo muy común de anestesia emocional es con nuestra pareja, ya que muchas veces por no saber gestionar como adultos nuestras emociones no somos capaces de expresar lo que verdaderamente sentimos en nuestro interior y vamos tragando y tragando hasta que nos quemamos o explotamos, yéndonos al otro extremo y sacando emociones de rabia e ira contra nuestra pareja o contra nosotros mismos. Otras maneras que nuestra mente tienen de explotar o de huir, entre otras, es comiendo compulsivamente ó cayendo en adicciones para intentar compensar esa falta de Amor hacia nosotros mismos.

Expresar las emociones en cada momento sin miedo es sobre todo un ejercicio de Amor y Respeto hacia uno mismo, un forma madura de expresar lo que sentimos porque lo más importante somos nosotros mismos.

En el proceso de coaching trabajamos todas esas pautas, hábitos y miedos que te impiden mostrarte tal cual eres, permitiéndote una apertura y expansión emocional como nunca antes habías tenido.

David Gómez
Coach experto en Gestión Emocional y Profesional de la Respiración
http://www.e-coaching.es

lunes, 22 de febrero de 2010

El trabajo interior del coach

Uno de los trabajos más importantes del coach consiste en hacer consciente el inconsciente del cliente. Este trabajo interior que comienza nuestro coachee se hace más intenso y verdadero cuanto más profundo es nuestro propio trabajo interior con nosotros mismos. El coach tiene que ser un ejemplo viviente para el cliente de que todo se puede conseguir con constancia, ilusión, trabajo, enfoque, fe en uno mismo y en la vida. ¿No son estos algunos de los valores que intentamos despertar en nuestro cliente cuando comienza a avanzar hacia su objetivo?

Todos lo que nos dedicamos a la profesión del Coaching sabemos que con cada cliente aprendemos algo. Muchos de ellos hacen de espejo de nuestras propias creencias limitantes, patrones y miedos porque el coach también es un ser humano, y como tal está siempre en constante crecimiento. La habilidad del coach está en ser consciente del gran regalo que nuestro cliente nos está haciendo sacando a la luz esos patrones que tenemos que trabajar y ponerse manos a la obra.

Al igual que un médico está constantemente reciclándose y formándose en nuevas técnicas, el coach tiene que seguir trabajándose interiormente para crecer como Persona, integrando no sólo en su cabeza si no en todo su Ser los conocimientos y herramientas que va aprendiendo a lo largo del tiempo. Esto lo conseguimos haciendo lo mismo que les decimos a nuestros clientes que hagan: ¡PASANDO A LA ACCIÓN Y VIVIÉNDOLO EN NOSOTROS MISMOS!

En mi humilde opinión creo que todo coach se tendría que hacer algunas de estas preguntas de vez en cuando: ¿Cuánto de mi inconsciente he traído a la consciencia? ¿Cuántos de mis patrones, creencias y miedos limitantes me he trabajado y cuántos me faltan por trabajar? ¿Qué cosas hago para trabajar mi equilibrio y paz interior? ¿Voy a otro coach, un mentor, hago meditación, talleres de crecimiento personal, aprendo nuevas herramientas, me trabajo espiritualmente, etc? Cada coach tiene que encontrar su camino y continuar avanzando en su propio trabajo interior, ya que cuanto más avancemos nosotros más podremos ayudar a nuestros clientes a que avancen más rápidamente en su objetivo.

El coach es un explorador nato, una persona amante de los retos que no tiene miedo a experimentar. No nos olvidemos nunca que nuestro mayor reto somos nosotros mismos.

David Gómez
Coach experto en Gestión Emocional y Profesional de la Respiración
http://www.e-coaching.es

jueves, 28 de enero de 2010

El poder de la Gratitud

¿Cuántas veces al día experimentas la Gratitud? ¿Cuántas veces al día das las gracias a la vida por estar aquí, por tener comida, por tener amigos o alguien que te quiere...? Te dejo que pienses...No muchas ¿verdad? Igual incluso ninguna vez.

La Gratitud es una sensación interna de agradecimiento que experimentamos hacia los demás y hacia la vida, al tomar consciencia de todas las cosas buenas que nos rodean y al dar las gracias por ellas. Estamos acostumbrados sólo a dar las gracias cuando alguien nos hace algún favor o algo especial y no nos damos cuenta que el simple hecho de levantarnos un día más y respirar es el mayor motivo para dar las gracias. Algo tan sencillo como dar las gracias por todo, hasta por lo más trivial que haces en tu día a día es una forma estupenda de cambiar positivamente tu actitud. Cuanta más Gratitud sientes hacia la vida, más Gratitud recibes de ella. ¿Has comprobado este efecto con alguna persona a la que le demuestres una Gratitud sincera y honesta? ¿A que esta persona se comporta con la misma o mayor Gratitud hacia ti? Es su gran poder y lo mejor es que puedes usarlo para lo que quieras: en el trabajo, la pareja, los amigos, la familia y sobre todo HACIA TI MISMO.

En el coaching, utilizamos esta poderosa herramienta para que el cliente tenga otro enfoque diferente de su vida. Es muy normal que estemos centrados en lo negativo de nuestra vida y no en todo lo positivo de ella. A veces necesitamos de un coach o alguien que te dé la pauta para que un simple cambio de enfoque pueda cambiar tu vida radicalmente.

¡Vive la Gratitud! ¡Da las gracias sinceras por todo y el universo te devolverá esa Gratitud con creces! Desde aquí te animo a que experimentes en tu día a día este valor tan bonito y poderoso. No te arrepentirás.

David Gómez
Coach experto en Gestión Emocional y Profesional de la Respiración
http://www.e-coaching.es